Neumáticos de invierno y neumáticos de verano
El gran dilema de cada cambio de estación y del inicio de las heladas: elegir o no un neumático de invierno o dejar los de verano. En muchos países del norte y centro de Europa el debate no existe, directamente es obligatorio durante un tiempo establecido llevar neumáticos de invierno. Pero no hay un patrón común. Por ejemplo, en Italia no es obligatorio, excepto en algunas carreteras del norte. En nuestro país, como en Francia o los Países Bajos no existe norma en este sentido.
Pero ello no quita que tengamos que hacer una reflexión sobre la oportunidad de colocar este tipo de neumáticos cuando llegan las heladas. ¿Por qué?, fundamentalmente por una cuestión de seguridad.
En nuestro país el neumático común es el de verano, claro que el clima no es el mismo que en Rusia, donde tampoco es obligatorio. El neumático de verano está adaptado a temperaturas superiores a los 7 grados, gracias a que está compuesto por un material más duro con capacidad de reducir la distancia de frenada en situaciones climáticas favorables. Este caucho más duro hace que consuma menos, se desgaste menos, puesto que al ser más elástico el neumático genera menos resistencia en su contacto con el asfalto. El neumático de verano es más ancho que el de invierno, y por lo tanto más estable al tener más contacto con el suelo. Pero estas ventajas desaparecen cuando llega el frío.
Así que cuando rodamos por lugares donde las temperaturas son inferiores a los siete grados, es mejor cambiar a un modelo preparado para los rigores del invierno. Que no sólo es el frío, sino el agua y la nieve. En este caso, el neumático de invierno está compuesto por más cantidad de caucho natural, que le permite mantenerse más flexible en casos de temperaturas más bajas. De esta manera, y ahí está la clave, aumenta la adherencia y hacer más segura la conducción.
El neumático de invierno está preparado para hacer frente a otras inclemencias del tiempo, como son la lluvia y la nieve. Para combatir estos elementos, su goma está compuesta por un mayor número de ranuras en el dibujo que con respecto al neumático de verano. Estas ranuras sirven para la evacuación del agua, y evitar el peligrosísimo fenómeno del aquaplaning. En este mismo sentido, en las bandas de rodadura disponen de mayor profundidad para hacer frente a los episodios livianos de nevadas.
En definitiva, la elección del tipo de neumático invierno-verano está muy condicionado por el lugar de residencia o uso del vehículo y sus condiciones climáticas. Desde luego, vale la pena hacer la reflexión sobre la necesidad de utilizarlos o no, consultar a los talleres profesionales de confianza y analizar pros y contras. Y siempre teniendo en cuenta que en materia de seguridad, siempre se habla de inversión, nunca de gasto.