Atentos al oído, las primeras pistas para descubrir averías

Como venimos advirtiendo en todos y cada uno de nuestros posts, volvemos a insistir en la idea de que en materia de motor es mejor prevenir que curar. Es mejor porque es más seguro, porque es más barato y porque nos ahorra tiempo y muchos dolores de cabeza. Un elemento esencial para descubrir elementos que requiere un cambio o una atención especial en mantenimiento es nuestro oído. Puede ser el sentido que más cuestiones pueda detectar y el que mejor puede servir como elemento de atención temprana antes averías o futuras averías. Con un poco de atención a los ruidos extraños que genera nuestro vehículo se puede hacer mucho por su salud mecánica.

El oído, como casi todos los sentidos, se acomodo a lo normal. Pero es muy sensible a lo nuevo, a lo extraño. Por ejemplo, todos estamos acostumbrados a los sonidos de nuestro motor cuando lo arrancamos. Pero si en algún momento se escucha de manera diferente, ¡alerta!, puede que nos esté dando señales, o bien del estado de la batería o de cuestiones más complejas como sobre el correcto funcionamiento de los inyectores. Observar si el ruido anormal se sostiene es básico, responder y acudir a nuestros talleres prioritario.

Lo mismo ocurre cuando se encuentra al ralentí. Cada modelo – incluso cada motor – tiene personalidad propia en su sonido. Si hay algo diferente, suena más metálico, o más ahogado, entonces puede deberse a ciertos problemas en los filtros. Si no se han renovado en el tiempo indicado, puede ser un buen momento.

Ya en marcha, el sonido es constante y sostenido. En algunas ocasiones, especialmente con coches de cierta edad, se puede generar un ruido en la parte delantera del motor. Puede ser muchas las causas, pero suele ser común un problema en las correas del motor, que están desgastadas y necesitan un cambio urgente o que han perdido tensión suficiente.

El volante también da pistas sonoras. En los modelos que aún quedan con asistencia hidráulica en la dirección marca el tiempo del cambio de su líquido, alguna fuga o la generación de alguna bolsa o burbuja de aire. Podemos escuchar sonidos curiosos cuando giramos el volante en la toma de alguna curva. Las curvas no tienen banda sonora, ya sabes. Si en cada giro del vehículo se escuchan sonidos de más puede deberse a un problema en la suspensión.

Los ruidos nuevos aparecen en modelos gastados o con algún problema sobrevenido cuando se acelera. En este caso, se debe comprobar las correas que mueven los elementos auxiliares del motor. Es una especie de grito de dolor del interior del motor, muy común en la aceleración de los autobuses con mucho uso o en vehículos muy veteranos.

Pero sin duda, el rey de los ruidos de los vehículos los genera los frenos. En algunos casos, son producidos por la suciedad acumulada en los sistemas de frenado o la falta de engrase de las pastillas de frenos. Pero generalmente, da pistas sobre el estado de pastillas y discos. Si el sonido es agudo cada vez que pisamos el pedal del freno hay que responder en consecuencia porque se trata de un claro desgaste de las pastillas. Su reposición es básica para evitar daños mayores a los discos de freno, cuyas sustituciones son más caras y más complejas.

En definitiva, atento a los sonidos y quejas de tu coche. Te pueden dar muchas pistas de qué necesitan. Oído cocina.  

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