Los aditivos, cómo identificar qué gasolina o diésel es mejor para nuestro vehículo

En España, son menos de una decena de refinerías las que generan todo el combustible diésel y gasolina para el conjunto de la oferta de estaciones gasolineras del país, y en todas ellas, el tratamiento es prácticamente el mismo. Ello hace que, de partida, los combustibles sean en origen muy parecidos. ¿Dónde estriba la diferencia de calidades entre unos y otros? En el proceso posterior que cada marca realiza a los mismos, que consiste en la mezcla con diferentes aditivos para enriquecer el producto final. Es ahí, donde encontramos las diferencias más importantes entre un combustible de mayor calidad que otro, y no exclusivamente en el precio.

Entender qué son y para qué sirva cada aditivo en nuestro combustible nos puede ayudar en la toma de decisiones a la hora de elegir una u otra marca. Es importante recordar que gasolina y diésel son combustibles diferentes y, por lo tanto, los aditivos que se le incorporan también son distintos.

  • Antifricción: son aquellos que ayudan a que los diferentes elementos mecánicos que intervienen en el proceso de combustión sean lo más eficiente posible, evitando que se pierda energía en su funcionamiento.
  • Detergentes: son los encargados de limpiar la cámara de combustión y los sistemas de inyección.
  • Anticorrosivos: son los encargados de reducir y limitar el proceso de oxidación y corrosión de las diferentes piezas metálicas del sistema de combustión del vehículo cuando entran en contacto con el combustible.
  • Antiestático: que tiene como objetivo mejorar la conductividad eléctrica y evitar la energía estática para mejorar la seguridad.

Después de mucho debate sobre la utilidad de este tipo de añadidos al combustible, ya hay pruebas evidentes de su funcionamiento, no sólo en la mejora del aprovechamiento del combustible por kilómetros, sino la vida útil del motor del vehículo. Aunque bien es cierto, que cada vehículo tiene un motor diferente y que cada uno requiere unos cuidados distintos. Adecuar el vehículo al combustible que responde mejor es lo que logra un efectivo aprovechamiento del combustible suministrado. Además, una mejor optimización del proceso de combustión genera una menor emisión de gases contaminantes y una mejor calidad del medio ambiente.

En el caso del diésel, se utilizan otros diferentes, pero que persiguen los mismos resultados: mejorar el rendimiento del motor, proteger la vida útil de los elementos del sistema de combustión y reducir las emisiones contaminantes.

Los más comunes son:

  • Detergentes: buscan una mejor limpieza de los conductos del sistema y de la cámara de combustión.
  • Antiespumantes: evitan la formación de espuma para un llenado completo y rápido.
  • Mejoradores del índice de cetano: mejora el proceso de autoinflamación en el proceso de combustión dentro del motor, hace que los arranques en frío sean mejores y disminuyen el ruido en el proceso de combustión.
  • Anticorrosivos: protegen las piezas de metal del sistema de combustión, neutralizando los ácidos del diésel más dañinos a estas zonas.
  • Antifricción: mejora la lubricación de todas las piezas en el proceso mecánico de combustión, mejora la eficiencia del motor, reduce el consumo y amplía la vida útil del vehículo.
  • Antiemulsionantes: son los encargados de evitar la mezcla de combustible y agua.

En definitiva, como en todo debemos saber qué tipo de combustible buscamos para nuestro vehículo, comprobar calidades y precios de los mismos. Y, además, testarlo en nuestro propio vehículo para determinar qué marca y tipo de diésel o gasolina de toda la gama del mercado nos genera mejores rendimientos.

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