Bujías, ese pequeño elemento que hace cosas tan grandes

Las bujías son un elemento sencillo, pequeño y barato que, sin embargo, determina y condiciona muchas cosas en la vida de nuestro coche, sobre su salud a largo plazo y sobre el rendimiento del mismo a lo largo de su vida. Por eso es fundamental prestarle atención, estar atento a ellas y tener en cuenta el estado de funcionamiento.

La bujía, explicado con trazo grueso, es el elemento que produce la chispa necesaria que permite prender la mezcla de combustible y aire, elemento que da vida a nuestro coche y que genera la fuerza de tracción necesaria para que cumpla su función. La bujía es un pequeño elemento que hace cosas tan grandes como comenzar las pulsaciones del corazón de nuestro coche, su  motor.

Es por ello muy importante que esté en perfectas condiciones, puesto que va a determinar la salud de nuestro vehículo. Un defecto en una o varias bujías se suele manifestar con varios síntomas. Uno de ellos, y que no hay que confundir con el estado de la batería, son los problemas en el proceso de arrancado del motor. Sin duda, como hemos dicho que es el causante del proceso químico de mezcla de aire y combustible en el caso de ser defectuoso éste será menos eficiente.

A este síntoma, se suman otros a lo que debemos estar atentos. Uno de los más evidentes es la falta de potencia de nuestro motor, y por consiguiente el incremento exponencial en el consumo de combustible. Relacionado con esto también lo podemos notar en la calidad de la mezcla de combustión y en el aumento de los gases contaminantes de nuestro vehículo. Y si todos los elementos no son suficientes para que salten las alarmas, también podemos sufrir los contantes tirones durante la marcha de nuestro vehículo.

Antes de llegar a este estado, se recomienda pasar por nuestro taller de confianza para hacer una puesta a punto, revisar las bujías y proceder a su sustitución con carácter preventivo. Cada marca establece la cadencia de sustitución, pero se estima que entre los vehículos de gasolina se debe realizar entre los 40.000 y los 60.000 kilómetros. En el caso de diésel, el recorrido es mayor casi el doble hasta los 120.000 kilómetros.

Este tipo de operaciones tienen un costo muy limitado, puesto que a pesar de las grandes cosas que hacen estos pequeños elementos su precio es relativamente barato. Lo que puede ser realmente caro son los problemas que puede generar en nuestro motor unas bujías desgastadas. Hay que recordar que se trata de un elemento sometido a fuertes presiones y a grandes temperaturas.

En el caso de que se produzca alguna astilla o rotura del material de la bujía, tanto de metal como metálico, estos caen al interior de la cámara de combustión. Es ahí donde se genera el riesgo de perforar o rayar este habitáculo, incluso de romper los pistones que baten en él. Cualquier avería generada por estas circunstancias sería infinitamente más cara que la sustitución a tiempo de cualquier bujía. Eso sí, asegúrense de que el cambio de bujías se hace al complejo, es decir, de todo el conjunto.

Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *