Sobre la dirección de nuestro vehículo
El sistema de dirección de un turismo es tan esencial como complejo. Esencial porque es el que nos permite marcar la orientación de las ruedas en la circulación con nuestro vehículo, y complejo porque son muchos los elementos que tienen incidencia en su funcionamiento, especialmente en su buen funcionamiento.
Como conceptos básicos, podemos resumir que hay tres elementos básicos dentro de este sistema: volante, barra de dirección y caja de dirección. El segundo, es el elemento que une el volante con la caja de dirección. El concepto de barra ha quedado asumido por todos, aunque en la actualidad se trata de diferentes piezas encargadas de recoger el movimiento del volante y transmitirlo al resto de elementos. En su momento, si se trataba de una pieza fija – barra – que generaba problemas mecánicos y un grave riesgo en caso de colisiones frontales.
Por su parte, la caja de dirección es el elemento que transmite a las ruedas los movimientos desde la barra. Esta caja puede ser de cremallera, el más común, o de bolas recirculantes.
Todos estos elementos deben ser revisados de manera periódica, pero también otros que juegan un papel muy importante. Lo más común para advertir que estamos ante un problema en alguno de las piezas del sistema es estar atento durante la conducción a signos anómalos. Nos referimos a ruidos impropios del vehículo, vibraciones en el volante, desgastes anómalos o irregulares de los neumáticos, o diferencias en la resistencia del volante, porque está mucho más duro a la hora de girarlo o, por lo contrario, porque está demasiado suave.
Si hablamos de la dirección es fundamental tener en cuanta la alineación de la dirección. Se trata de asegurar que los ángulos de las ruedas están correctos y que ambas están en paralelo y, cosa que también es muy importante, perpendicular al suelo. Es por ello que son muy importante elementos como los amortiguadores, puesto que son el elemento que en los virajes de curvas soportan el peso del vehículo, y de su estado depende la estabilidad del conjunto. Cuando alguno de estos sistemas, el de dirección o de amortiguación – o ambos – no están en buen estado se genera desgastes sobredimensionados e irregulares en los neumáticos. Además, de notarse en situaciones de giros, imprecisión en los movimientos o vibraciones del volante, o basculación por problemas en los amortiguadores.
Estas circunstancias, o la suma de alguna de ellas, se manifiesta también en incrementos de consumo de combustible y – lo que aún es peor – en las garantías de seguridad mínimas.
Para evitar averías más graves, o correr riesgos innecesarios, es importante revisar todas estas cuestiones en nuestro taller BlackTire de referencia o confianza. Esta sería la mejor dirección en nuestras decisiones de seguridad.