Nuevos neumáticos, al tren trasero
No hay duda, cuando estamos hablando de vehículos convencionales con tracción a dos ruedas, los cambios de neumáticos deben estar pensados para cubrir con los más nuevos el eje trasero. Sin error de duda alguno. Y todo ello por una cuestión de eficiencia en el aprovechamiento de los neumáticos y, lo que es más importante, una razón de seguridad.
De seguridad porque en los vehículos con tracción a dos ruedas son las traseras donde se ofrece más estabilidad y más seguridad, siendo por lo tanto aquellas que debe estar en mejor estado y ofrecer mayores garantías.
Si los cambios de neumáticos los hacemos de dos en dos, una cuestión que responde a que un par de ellos se desgastan siempre antes – las delanteras – y por una cuestión económica (cambiar cuatro neumáticos es una cuestión que puede poner en peligro muchas economías familiares), las más nuevas deben situarse en el tren trasero.
Este consejo en el que coinciden todos los expertos y profesionales tiene varias razones de peso.
De una parte, situar los neumáticos en la parte trasera es la decisión más responsable en materia de seguridad. Un pinchazo o un reventón (más probable en aquellas ruedas más desgastadas) en la parte de atrás suele ser más peligrosos porque genera más dificultades para el conductor a la hora de hacerse con el vehículo cuando este pierde el control. Cambiar los nuevos neumáticos atrás y los viejos, o no sustituidos, en el eje delantero es un buen consejo que ejecutarán, casi sin tener que pedirlo, los talleres más responsables y profesionales.
También permite evitar los riesgos del aquaplanning, gracias a la combinación del peso del motor – que suele estar delante en los vehículos actuales – permite una mejor adherencia al asfalto de las ruedas delanteras, aunque la capacidad de evacuar agua sea inferior por su desgaste. En la parte trasera, donde el peso suele ser inferior, es donde más capacidad de achicar agua necesitan los neumáticos, es decir, que debe disponer de una mejor superficie de rodadura.
En definitiva, son muchas las razonas para tener claro este concepto, y tratar de hacer cambios periódicos de modo que el desgaste sea equitativo en los cuatro neumáticos, puesto que los que están sometidos a movimientos (los delanteros) sufren más desgaste. Pero siempre, reservando los de mejor estado en la parte trasera. Mejor para su vehículo, mejor para sus neumáticos nuevos y mejor para usted.